Llanes
La villa llanisca y sus alrededores forman una hoja de ruta repleta de encantos que todo turista debe descubrir.
Su conjunto urbano ofrece al viajero un paseo por sus calles, plazas o jardines que incitan a perderse en una aventura que termina en uno de los muelles con mayor oferta gastronómica de Asturias.
La localidad es uno de los puntos más concurridos en verano. Cada año, miles de visitantes se acercan a Llanes para disfrutar de los manjares que nos ofrece el mar Cantábrico dentro de un escenario de película.
Es pisar suelo llanisco y creer en la magia del cine. La muralla, que rodea la ciudad y la torre medieval que acoge su oficina de turismo, transforman a los habitantes de la villa en guerreros medievales, situación agravada en julio cuando la capital del concejo se convierte en una ciudad digna de la Edad Media.
Pero no sólo escenarios se construyen en la urbe. En sus alrededores se levantan impresionantes casas de Indianos mostrando el lujo de las fortunas ganadas en América durante los siglos XIX y XX.
La ciudad es el ejemplo tangible de estar entre el mar y la montaña. Los que quieran conocerla deben saber que pueden pasar de los Picos de Europa al arenal de San Antolín, en cuestión de minutos.
Tomando como referencia los cubos de la memoria, podemos conocer sus sorprendentes playas custodiadas por la Sierra del Cuera.
El último concejo del oriente asturiano además de ofrecer los silencios de la naturaleza es un conjunto de fiestas y romerías que se van sucediendo en sus pueblos durante la época estival.